Addis Abeba, 19 ago (PL) A algunos se les ve llegar agotados e invadidos por el miedo a las costas europeas, otros llevarán consigo su anhelo al fondo del Mediterráneo, pero todos tienen hoy un objetivo en común: huir de la pobreza.
Para los expertos, conociendo algunos detalles relacionados con África tal vez se pueda comprender mejor la corresponsabilidad en el drama humano de este continente.
Es cierto, la maldición africana viene de sus riquezas naturales; la región alberga el 99 por ciento del cromo mundial, el 85 por ciento del platino, el 70 por ciento de las de tentalita; el 68 por ciento del cobalto, el 54 por ciento del oro, destacó el sociólogo Meseret Behailu.
También tiene reservas significativas de petróleo y de gas, y grandes cantidades de bauxita, diamantes y maderas tropicales.
La explotación de mano de obra infantil para extraer el coltan, que es fundamental para la fabricación de teléfonos móviles, es uno de los desafíos aquí, aseguró Behailu.
Algunos, como el comentarista Dargie Kahsay, califican a África como el supermercado del mundo, más exactamente de las transnacionales. Pero en ese contexto, sitúa a 38 países entre los 50 menos desarrollados del orbe.
La mayoría de los gobernantes son ricos, aunque no están para nada interesados en ayudar a hacer mejor la vida de los ciudadanos, no llegan hasta ellos: se pierden entre las élites locales, los señores de la guerra y las trasnacionales mineras, detalló Kahsay.
El especialista recordó que el año pasado se reunió en Johannesburgo, Sudáfrica, el Tribunal Permanente de los Pueblos, para examinar y denunciar el expolio.
Las deliberaciones constataron que la influencia y la impunidad empresarial afecta cada vez más a las comunidades, sobre todo en zonas rurales, donde se producen gran parte de las expropiaciones de tierras.
Los analistas consideran que todo esto se remonta al tiempo en que los poderes coloniales se repartieron el continente para alimentar con sus recursos las economías.
El Tribunal afirmó que en los últimos años se dio una nueva ola de acaparamiento, tras una crisis alimentaria global que se caracterizó por los elevados precios y la necesidad de energías renovables alternativas como los agrocombustibles, considerados erróneamente una solución a los retos en el orden climático.
Así, por toda el área se extienden agroempresas que compran tierras en condiciones muy ventajosas; las multinacionales ganan acceso a suelos fértiles y a corredores agrícolas con la connivencia de líderes corruptos, refirió el economista Haile Demeke.
Cuando las potencias se repartieron estos territorios a finales del siglo XIX, los contingentes militares no tenían papeles, no llegaron en pateras; impusieron la ley de la violencia: ocupación y colonialismo, esclavitud, manifestó, por su parte el profesor de Relaciones Internacionales, de la Universidad de Addis Abeba, Alemayehu Kassa.
Para los observadores, la historia africana está plagada de saqueo y de explotación violenta de los pueblos por parte de potencias extranjeras enriquecidas a costa del sufrimiento y de la destrucción.
La organización no gubernamental Oxfam Internacional en un informe señala que en 2010 -último año del que se tienen datos contrastados- las entidades foráneas evitaron pagar 35 mil millones de euros.
Si este dinero se invirtiera en educación y sanidad, las sociedades progresarían más, puntualizó Kassa.
La financiación para el Desarrollo Sostenible de África debiera ser el objeto de una conferencia internacional que comprometa a la totalidad de países, empezando por aquellos que fueron potencias coloniales. Una política de inversiones, planificada y vinculada a las economías locales, sería muy beneficiosa, añadió.
A su consideración, un esfuerzo así debería ir de la mano de la agenda de equidad fiscal, asunto que debe ser visto conjuntamente por todos los factores implicados.
La solución al problema imparable de la migración no consiste en abonar más dinero a Marruecos, Túnez y Libia para que hagan de gendarmes represivos, sino en planificar inversiones enfocadas en que en las naciones de origen sea posible vivir dignamente, resaltaron los expertos.
En realidad es una obligación adquirida históricamente. Una buena parte de lo que somos y de cómo vivimos está directamente relacionado con el pasado colonial, indicó Demeke.
Agregó que la mejor manera de afrontar la marea humana hacia Europa es legalizarla y de este modo regularla y liberar a los migrantes de las mafias, desde una posición de acogida ordenada y en régimen cooperativo dentro de la Unión Europea y junto con otros Estados que también pueden hacerlo.